Hoy queremos hablaros sobre un tema que puede ser un poco desconocido para algunos, pero que es muy importante para quienes lo padecen: la deformidad tuberosa de mamas y su tratamiento quirúrgico.

Primero, ¿qué es la deformidad tuberosa de mamas? Se trata de una malformación congénita que afecta a la forma y desarrollo de las mamas, dándoles una apariencia tubular o en forma de "cono". Esto puede generar complejos y baja autoestima, afectando la vida social y emocional.

Afortunadamente, existe una solución quirúrgica para corregir esta deformidad y mejorar la apariencia de las mamas. El procedimiento  consiste en remodelar y reconstruir las mamas para que adquieran una forma más natural y armónica. Normalmente se realiza una combinación de técnicas, que incluyen:

 

  • remodelado del propio tejido mamario para corregir la limitación anatómica que impide en primer lugar su correcto desarrollo.

 

  • reducción del diámetro de las areolas, habitualmente de un tamaño desproporcionado con el resto de la mama. Esto sucede por tratarse de  la porción de menor resistencia, por la que “crece” la mama con deformidad tuberosa.

 

  • aumento del tejido que está por debajo del nivel de las areolas, o “polo inferior". La constricción suele ser más evidente en esta parte, lo que hace necesario aumentar el polo inferior y, generalmente, asociar una pequeña bajada del pliegue bajo el pecho o surco submamario. Esto lo podemos conseguir mediante la introducción de un implante, o en algunos casos mediante la inyección de grasa de la propia paciente.

 

  • mejora del aspecto del escote mediante inyección de grasa -lipoestructura-, adicionalmente a la colocación del implante, si es necesario. 

 

La incisión suele limitarse a la zona areolar. A través de este abordaje podemos remodelar la glándula para permitir que un implante (o grasa de la propia paciente, en su caso) expanda ese tejido que se encontraba “atrapado” y nos permita obtener una forma más natural y atractiva del pecho.

Normalmente se lleva a cabo bajo anestesia general, con una duración aproximada de 2-3 horas. El ingreso es de un solo día, siendo habitual el alta a la mañana siguiente de la intervención, siempre después de que tu cirujano te haya valorado personalmente. Te iremos guiando en el proceso de recuperación para que te sientas arropada y puedas resolver cualquier duda que pudiera surgir. 

En el postoperatorio inmediato ya podrás realizar las actividades básicas de tu vida diaria, evitando esfuerzos. A las 2 semanas de la intervención ya habrán cicatrizado completamente las heridas y podrás comenzar a realizar actividades suaves. A partir de las 4-6 semanas podremos ir introduciendo actividades progresivamente más intensas, hasta la reincorporación definitiva a tu vida normal.

Los resultados serán visibles casi de inmediato, pero es prudente dar un margen para observar un resultado que podremos considerar definitivo a partir de los 6 meses tras la intervención. Te ayudaremos en cada paso del proceso para obtener un resultado óptimo y acorde con tu expectativas.

Si no estás del todo satisfecha con la forma de tu pecho y quieres consultarnos, disponemos de técnicas fiables y contrastadas para mejorar su apariencia y aumentar tu autoconfianza. 30 años de experiencia nos avalan. Si estás considerando este procedimiento, no dudes en buscar nuestro asesoramiento y tomar una decisión informada. ¡La mejor versión de ti está a tu alcance!

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